Organiza visitas intercaladas al conurbano y al interior que ya empezaron y se profundizarán una vez cerrado el pacto con el Fondo por la deuda. Buscan suavizar su imagen y evitar que se la asocie a las disputas palaciegas, con la mira en las internas de 2023.
En una mesa política con sus principales alfiles, la semana pasada, en Olivos, Alberto Fernández dio la orden de poner en marcha el vaticinado “relanzamiento del Gobierno”, a partir del cierre del acuerdo con el FMI, y empezar a trabajar en modo de campaña electoral por adelantado. Ya hubo varias actividades de tono proselitista, que se profundizarán y organizarán metódicamente en las próximas semanas, a partir de la sanción de la ley más ansiada por el Ejecutivo, por la necesidad de los desembolsos que Le permitirán efectuar los próximos pagos. Con visitas semanales al interior y al conurbano, el Presidente buscará fortalecerse en la competencia interna -desde hace unos días flagrante- con La Cámpora y Cristina Kirchner.
Por ahora, el “enemigo” no está en la oposición, sino en el propio Frente de Todos, donde las disputas alcanzaron un pico el fin de semana, sin señales de que vayan a mermar. Con la virtual ruptura con el kirchnerismo -si bien por ahora se mantiene el co-gobierno, hay incertidumbre sobre la posibilidad de que haya cambios en el Gabinete- el Presidente sienta las bases de la estrategia para empezar a trabajar sobre el territorio con la mira en 2023.
El fin de semana estuvo en Punta Indio, ayer en Tortuguitas, ambas en la provincia de Buenos Aires. Luego protagonizó un acto en Tecnópolis por el lanzamiento de un plan estudiantil en el marco del plan Potenciar Trabajo, junto a su amigo y ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. Y este jueves y viernes, viajará a Salta, primero, con motivo de la inauguración de la vivienda 40 mil, y a Tucumán, en una visita organizada por el jefe de Gabinete y gobernador en uso de licencia, Manzur, uno de los artífices de la campaña adelantada -si bien mantiene sus propias ambiciones presidenciales-.